Química, ética y otras materias

Foros EróticosLifestyleSwinging

CandentesCDMX
mar, 17 dic 2024

No han sido pocos los desencantos que hemos sufrido en este ambiente: parejas que nunca llegaron a las citas, sujetos que querían relacionarse con Ella excluyéndome a mí y a la esposa del sujeto; esposas que le dan seguimiento a encuentros más por generar celos y ganar protagonismo conyugal que por un deseo real de conocer a otras parejas; parejas que buscan en otras parejas lo que ellos no ofrecen…y como esos ejemplos podríamos citar muchos.

Esas malas experiencias hicieron que Ella y yo dejáramos un tiempo este ambiente. Y si bien es cierto que fueron dos años de ausencia, ello nos ayudó a replantear nuestras expectativas.

A diferencia de muchos, a nosotros no nos importa si la pareja con quienes contactamos son matrimonio, o amantes, o amigos con beneficios. Por mucho preferimos a una pareja que tenga consenso en lo que desean, a una esposa que va a una cita chantajeada y coaccionada únicamente por el temor a que su marido busque otras alternativas en caso de negarse.

La terapeuta Dossie Easton, especializada en sexualidades alternativas, acota en su libro The Ethical Slut: A Guide to Infinite Sexual Possibilities (Greenery Press ISBN 1-890159-01-8) que el sexo que no es consensuado no es ético. Esto pareciera una conclusión lógica para un libro de casi 300 páginas, pero cuando miramos para atrás hemos de hallar que en este ambiente existen un sinfín de ejemplos que incluso podrían pasar como ordinarios.

Cuando Ella y yo retomamos el camino swinger, fijamos unas reglas que con el paso del tiempo y el aprendizaje hemos ido perfeccionando. Algunas muy elementales como usar siempre protección; no relacionarnos con parejas donde alguno de ellos va sin una convicción férrea de lo que está haciendo; hasta otras que fuimos aprendiendo en el camino, como la necesidad de hacer un esfuerzo por mantener nuestra relación en un entorno lúdico a pesar de las restricciones de falta de tiempo y dinero; o cumplir nuestro propósito de evitar juzgar o coartar las fantasías del otro.

Y cuando decimos otro nos referimos a ella y yo, pero también a cualquier pareja.

¿Cuantas veces nos hemos encontrado con parejas que esperan sexo esporádico, como si ello representara mantenernos a distancia una vez que cogieron? ¿Cuantas veces las parejas se han acercado a acariciarnos en el cuarto obscuro de un club, y en cuanto salimos de esa área al encontramos en la pista de baile ni siquiera voltean a mirarnos como si lo ocurrido minutos antes los inhibiera para sonreír, para platicar, y los obligara a mantenerse distantes? ¿Cuántas veces, durante la charla previa la pareja nos dijo: “Nosotros no besamos, eso lo reservamos para nosotros”, y ya en el encuentro al menor descuido la esposa o el marido suplicaban besar a espaldas de su pareja? ¿Cuántas veces las parejas dijeron “Vamos a ver si hay química”, manipulando la palabra y usándola como cliché para comprobar si cuadramos en horarios, en rumbos, en similitud de fantasías, pero a menudo restringiendo a la verdadera química, la que electrifica, la que atrae de forma inmediata e involuntaria, haciéndose creer que sus recursos para la conexión son finitos, y que si le das parte a una persona debes estar quitándosela a otra?

Por todo eso, nosotros hemos aprendido a que solo podemos hacer espacio en nuestra vida a cierto número de parejas esperando estar a su altura en lugar de tener decenas de validaciones de parejas a quienes nos cuesta trabajo recordar.

Entendemos que el sexo es una expresión física de cosas que no existen físicamente, como el amor, la alegría, el deseo, y demás sentimientos inefables; pero abrirse puede ser la solución más que un problema. Por otro lado, no todo tiene que culminar con un encuentro genitalizado: Al final, dentro de este cúmulo de experiencias también hemos tenido encuentros donde la química ha hecho su trabajo y hemos conservado puestas nuestras prendas únicamente charlando con parejas cuyo nivel de conexión e intimidad ha sido increíble; así como hemos conocido parejas con las que hay una desconexión absoluta aun en el momento de coger debido al bloqueo de sus propias emociones.

Por suerte, siempre hemos tenido claro que cada cabeza es un mundo y que como tal cada pareja tiene sus propios códigos, dinámicas y expectativas.

Eso es lo hermoso de la pluralidad, porque aunque en el camino nos hayamos encontrado con experiencias que no quisiéramos repetir, como cualquier lección importante, esas lecciones son las que más enseñanzas nos han dejado.