Romelu
dom, 7 jul 2024

Era un domingo caluroso de Julio. Me había levantado temprano para limpiar el coche y tomar un buen desayuno. Zumo de naranja, tostadas de tomate y aceite virgen extra, mermelada de melocotón , mantequilla, vaso de leche y cereales eran la reserva para empezar el día.

Me vestí con pantalones técnicos, camiseta de manga corta , las botas de montaña y una gorra para cubrir mi cabeza baldía. Me dirigí al encuentro de mi folla amiga Lorelei con la cual había quedado para disfrutar un día de contacto con la naturaleza y gozar de una comida campestre.

Le había preparado una excursión en el interior de Valencia en la cual visitaríamos construcciones megalíticas. Luego prepararíamos el pícnic sentados en el campo.Me dispuse a ir a su encuentro. Allí estaba ella una pelirroja de 1'60 cms con su característico garbo que hacia mi visión unas delicias. Derrochando simpatía con sus labios rojos y su mirada intensa que hiela la sangre del hombre más caliente de la faz de la tierra. Con la gracia que posee nos saludamos y me dio la mano. Al retirar la mano ella había depositado en mi palma el "plug" anal que yo le había indicado que saliese puesto desde su casa. Estaba calentito y delante de sus narices lo empecé a lamer y cuando terminé le di un beso en sus labios para que probase el sabor de su ano.

Subimos al auto y nos dirigimos al enclave perdido en la sierra valenciana donde cristo perdió el mechero. Ya en la autovia mientras conducía y rozaba mi mano por los muslos le dije:

- Lorelei abre la guantera y saca una dosis de lubricante. Mi madre fumó ayer en el coche y no me gusta el olor a tabaco. Sin embargo el olor a tu coño me embriaga, bájate los pantalones y dedéate delante de mí y deja tu aroma de mujer en el entorno.

Ella ni corta ni perezosa sumisa ella con ganas de complacer a su macho le falto el aire para recoger el lubricante y una vez desnuda de cintura hacia abajo lubricar su precioso bollo. Una vulva que tragaba sus dedos como panes, tenía entrenado ese coño tragón. Yo muchas veces al penetrarla sentía como mi verga bailaba dentro de ella. Y debo confesaros que es aficionada a masturbarse con calabacines y no de tamaño medio. Mientras la música sonaba en la emisora de radio se escuchaba cada vez con más frecuencia un chapoteo como cuando caminas por tener las zapatillas mojadas "xof, xof, xof". Entonces es cuando le dije:

- Sácate los dedos del coño y pásamelos por la comisura de la boca. Y luego métemelos en ella.

Ella acató mi orden y con los dedos mezclados con sus fluidos me dio a probar su delicatessen marina. Yo me estaba sobrecalentando de malas maneras, vi un área de servicio y me dirigí hacia ella.

Me desabroché la bragueta y saqué mi capullo brillante del pantalón como si fuera un resorte. De nuevo la obligué a recoger sus fluidos con la mano y esta ocasión a untarme con ellos mi glande.

- ¡Ahora chupa zorra viciosa, todo el camino escuchándote gemir mientras llegabas al clímax sin poder concentrarme en la conducción. Traga el sable y límpialo de tus fluidos corporales puta!

Pasaron unos minutos chupando morcón cuando la interrumpí y le dije que necesitaba que comprase unos chicles en la gasolinera para no irme a casa con su sabor a coño. Mi mujer lo detectaría a millas ese intenso hedor. Ese tufo que despierta los instintos básicos y nos meten a todos en el mismo saco.

- Quiero chicles de menta de trident y aparte ve al baño y graba un video orinando y me lo envías a mi teléfono.

A los cinco minutos en mi correo ya tenía realizada mi petición. Ella sobre el wc de pie sin apoyar las nalgas en la taza dejando deslizar su fluido dorado junto con restos de fluido vaginal.

Mientras esperaba en el coche saqué un preservativo de la guantera y lo coloqué en la palanca de cambio. Cuando regreso la marrana al vehículo le obligué a que se follase mi coche. ¡Pareció gustarle porque no dejaba de meter la directa!

Una vez se calmaron las aguas continuamos nuestro camino hacia lo desconocido. Aparcamos el coche e iniciamos la ruta. Nuestro destino se encontraba ya 3km. Saqué de mi mochila un antifaz para colocárselo y no viera donde nos dirigíamos. Y un plug en forma de cola de zorra que debería llevar durante la ruta senderista.

Ella iba sujeta de mi mano por la pista forestal. Cuando nos cruzábamos con alguien yo decía:

- Buenos días, paseando a la zorra estamos... sí veía niños le guardaba su cola en su trasero y simulaba que era ciega y yo su lazarillo.

A un kilómetro del destino nos desvíamos de la rama principal hacía una pinada. A la sombra con el antifaz puesto y una toalla extendida en tierra a cuatro patas le comí su jugoso potorro. Como gritaba mucho al lado del camino del macuto saqué un bozal para silenciar sus alaridos. Continué chupando pero esta vez me enfoqué en su agujero trasero.!¡No paraba de moverse y agitarse! Extraí del cierre de la mochila cinta americana y la até de pies y manos. ¡Ahora la tenía a mi merced!

A cuatro patas dándole duro estuve 10 minutos de reloj, taladrando su interior al compás de su respiración. Azotando sus nalgas, pellizcando sus pechos. Sacando mi pene completamente y con mi martillo de Thor embistiéndole de una hasta meterle casi los huevos. No aguantaba más dentro de la ninfómana y dejé mi semilla en el interior de su pompis. La levanté y la lefa goteaba por sus muslos. De la mochila de aventura saqué una cuerda de nilon de 5m y até a la cochina moribunda a un pino.

La dejé allí atada y abandonada 15 minutos. Los que tarde en encontrar a un excursionista que se prestara a mi juego. Una vez junto a ella le dije a mi acompañante:

- Sóbala todo lo que quieras.. empieza a tocarle sus pezones, su tripa, axilas, su cuello. Amasa sus tetas, comprime sus nalgas,lame sus dedos. Ahora sácatela y mantén sus piernas en alto y que te pajee con los pies. Restriega tu polla por su abultado chocho hasta que te moje entero tu capullo.

La desatamos del pino y le quitamos la mordaza a nuestra concubina. Le sujetamos los brazos y dirigimos sus manos a nuestros falos. Una vez bien rellenos de sangre por los movimientos rítmicos de la experta comepollas empujaba su cabeza contra el miembro del excursionista que ella recibía con lágrimas y arcadas. Ordené al excursionista que se tumbase en el suelo y ayude a la putita a posarse encima de él quedando su palo atascado en su horno del placer. Mientras yo mantenía ocupada su boca con mi nabo para que nadie advirtiera nuestra presencia a causa de sus fuertes gemidos.

Estuvo subiendo y bajándole la piel al excursionista hasta dejarle seco y notar como su verga se encogía en su interior. Entonces la levanté y de pie reclinada sobre un pino se la enguiñé saliendo de su interior abundantes mecos. Estaba rellena de semen de otro que facilitaba la penetración. La cogía del pelo y estiraba hacia mí dejando su boca a escasos centímetros de la mía y con una mano le metía los dedos que había pasado previamente por su ano a placer de ser degustados en el interior de su buzón.

Aunque tarde en eyacular al ser mi segunda erección todo llega a su fin y entre bambalinas terminó la escena y la función palpitando, vibrando mi anaconda al fondo de su interior.

El excursionista se marchó y yo me quedé atendiendo a mi flor que había sido desflorada por partida doble. ¡Menudo putón verbenero!