Entregado.
Así como el morlaco sigue al púrpura manto sabiendo que detrás está la espada cierta, sigo yo tus aromas, tus efluvios de hembra, aunque encuentre al final el temido Báratro. Tú sexo húmedo siempre presto a bocas y falos, dedos entrelazados que buscan la manzana, aquella que perdió el buenazo de...