Sin duda existen personas, mujeres y hombres, que dan prioridad a los miembros que van más allá del promedio. A las mujeres que buscan penes grandes se les conoce como "reinas del tamaño". Sin embargo, me refiero a un espectro más amplio de mujeres del mundo, cuyas preferencias varían. Seguro has escuchado clichés tipo "no es el tamaño del barco, sino el oleaje", pero debes saber que esconden una gran verdad.
Observa tu mano, es casi del tamaño del cana vaginal cuando este está excitado. ¿Crees que tu mano es suficiente cuando únicamente se trata de ustedes dos? Seguro que sí. De igual manera, para nosotras, sin importar las dimensiones, los labios, clítoris y vagina varían de acuerdo con el momento del día, el mes y el nivel de excitación.
El tamaño de tu miembro es apenas un factor entre muchos que actúan en los momentos de intimidad.
Si te comparas con actores porno, mejor evítalo. La industria del porno, con sus técnicas de engaño, lentes de ojo de pescado y reparto selectivo, fomenta expectativas poco realistas, generando una enorme ansiedad entre los hombres en lo que a su tamaño respecta.
Nos intriga más aquello que puedes hacer con lo que tienes, más que las dimensiones de tu miembro. Si un hombre presume 25 centímetros pero carece de pericia para los besos y el juego previo, el tamaño se vuelve irrelevante. El placer proviene del esfuerzo, no de las dimensiones. De hecho, los hombres muy dotados ofrecen más retos que placeres.
Las estadísticas nos dicen que el promedio de un pene erecto es de 12.5 cm, con base en un estudio de 15 mil participantes. Por eso, con más de cuatro mil millones de hombres en el mundo, las comparaciones son inútiles. Y, de nuevo, compararte con actores porno promueve expectativas falsas.
La verdad es que la intimidad sexual entre parajas cisgénero va más allá de lo físico. Es una experiencia holística. Algunas posiciones pueden favorecer a los menos dotados y, si el tamaño sigue siendo importante, recuerda que existen juguetes que satisfacen diversas preferencias.
La confianza es clave. Aprende a explorar las preferencias de tu pareja. De ser necesario, explora alternativas. Tú estás al mando de tu intimidad. No se trata de tener un gran yate, sino de disfrutar el viaje.