CandentesCDMX
dom, 22 sept 2024

Nosotros aun no contemplamos la posibilidad de contactar a algún single para realizar un trío, pero a Luna –mi pareja- y a mí últimamente nos rondaba la fantasía de conocer a alguna pareja de confianza y ausentarnos unos minutos para que tanto ella como yo , pudiéramos disfrutar a la otra pareja sin estar presentes.

Durante algunas semanas previas, Janis y Luna habían mantenido contacto por whatsapp generando empatía mutua.

Acordamos ver a Janis y a su marido en un hotel, quedando en marcarnos cuando los 4 estuviéramos instalados en nuestras respectivas habitaciones.

Cuando Janis y su esposo Lalo nos marcaron, nos dijeron que venían con otra pareja. La afinidad previa entre Luna y Janis había generado confianza tal, que no tuvimos objeción alguna en recibir con la misma emoción a Valente y Tania, nuestros nuevos amigos.

Nos dimos cuenta que ambas parejas eran personas con los pies en la tierra y a la vez con toda la disposición de pasarlo bien. Lo notamos desde que abrieron la boca para expresarse con soltura y a la vez sin ningún ánimo de impresionar con protagonismos.

Por lo mismo, la transición de la plática a los juegos fue en realidad muy rápida: los hombres utilizamos el recurso más idiota de revisar la tela de las prendas de las damas, para aprovechar pasar nuestras manos y bocas por los labios, nalgas, senos y piernas de las damas, quienes colaboraban, como perdonando nuestro juego insulso.

En muy poco tiempo ya estábamos casi desnudos todos. Luna tenía un baby doll únicamente acompañada de unas zapatillas. Durante el juego, a Valente le tocó cumplir un castigo que consistía en despojarse de sus pantalones. Y en eso estaba cuando la previsora de su mujer, le dijo:

-Oye, antes de que te desvistas, mejor ve a la habitación por los condones y la botella que compramos.

Lo que Tania le dijo a su esposo le apagó un poco la calentura, pues el buen Valente ya tenía los pantalones debajo de sus rodillas. Pero antes de que lo rebasara el desánimo, Luna le dijo a Valente:

- Yo te acompaño.

También se dirigió a Lalo y le dijo:

- Ven Lalo, acompáñanos también.

Yo solo miré a los caballeros salir tras Luna, mientras ella se enfilaba al pasillo del hotel junto a su valentía, su baby doll y sus zapatillas. Fue en ese momento que caí en cuenta que Luna quería cumplir nuestra fantasía.

Increíble que a mi edad haya sentido vergüenza y nervios por quedarme solo con esas dos bellezas, pero les mentiría si les dijera lo contrario. Y ellas dos, preciosas de todo a todo, desde su físico hasta su actitud, se encargaron rápidamente de quitarme los nervios: Me pusieron de pie y me quitaron la poca ropa que tenía puesta. Me besó una, después otra; después una me mamó mientras yo besaba los senos de la otra; luego los tres nos besamos; después ellas me mamaron al mismo tiempo mientras ellas se besaban.

No estoy seguro cuanto tiempo pasó antes de que Luna, Lalo y Valente tocaran la puerta, pero los que hayan sido se me fueron volando. Cuando abrí, nosotros tres ya estábamos desnudos y yo con una erección que no me permitía conducirme con claridad. Ellos venían también calientes de haberse atendido a mi mujer, así que fueron solo segundos los que tardaron en desnudarse y en lo que Valente ya estaba cogiendo a Luna, a quien veía disfrutar mucho de él. Y Mientras Lalo se cogía a la mujer de Valente, yo atendí a la esposa de Lalo. Y así entre gritos y una carga visual indescriptible, transcurrió nuestro primer round.

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Para celebrar el encuentro exquisito, Valente abrió una botella verde que se llama Bucanas o algo así. Ustedes disculparán mi ignorancia al respecto y que escriba con onomatopeyas; pero nunca he bebido alcohol, y lo único que me hace mencionar esa botella es porque sirvió de una forma muy efectiva para brindar y platicar en una charla de sobrecama en la que hablamos un poco de todo. Yo brindé con una coca zero, pero el orgasmo de unos minutos antes y la compañía de Luna y de esas dos parejas hacía que esa lata me supiera al mejor de los vinos.

Y así transcurrieron unos minutos. Los necesarios para recuperarnos.

Entre esa charla Lalo dijo que le encantaba bailar, entonces sintonicé una salsa y Luna se puso a bailar con él. Y mientras ellos bailaban desnudos, Janis y Valente se animaron a hacer lo mismo. Yo me quedé en la cama con Tania porque no sé bailar. Desde aquí me disculpo con ella, pero a cambio de eso me quedé besándola mientras tocaba su deliciosa panochita por debajo de las sábanas.

El baile no duró mucho. Después de un par de canciones ellos se integraron con Tania y conmigo, comenzando así el segundo round campal.

Durante la charla y el vinito, Tania nos había comentado que una fantasía suya era hacer un trio con su esposo y otra mujer. Y como la mía era ver a Luna también con otra chica, le pedí a Luna que fuera con ellos.

Y mientras observaba a Luna fajarse con Tania, y después nuevamente coger con su esposo, yo fui con Janis y su marido. Ella comenzó a mamarnos a los dos y después Lalo comenzó a penetrarla por detrás mientras ella continuaba mamándome. Así duramos algunos minutos, y para estar más cómodos, nos pasamos a la cama. Seguimos así hasta que Lalo y yo invertimos la posición siendo yo ahora quien penetraba a su señora mientras ella lo mamaba.

Hubo algunos momentos en el que él le decía algo al oído a su esposa y sacaba la verga de su boca y le daba, en el sentido estricto de la palabra, unos vergazos a las mejillas de Janis. Noté enseguida cómo eso detonó su excitación, pues yo sentía las contracciones y la riquísima lubricación de su vagina.

Fue entonces que Lalo y yo comenzamos a darle pequeñas nalgadas mientras ella extasiada gritaba con ese tipo de gritos que se ahogan por tener una verga dentro de su boca.

Una nueva posición hizo que Lalo se recostara mientras Janis cabalgaba en él. De pronto ella tomó mi verga y la puso en la entrada de su culo. Un culo que desde que le di sexo oral se me antojó. Fui penetrándola con mucho cuidado, hasta que pude sentir que estaba ensartada por las vergas de su esposo y la mía. Continuamos algunos minutos con movimientos que pasaron de ser lentos a furtivos hasta que volví a sentir las contracciones de ella, similares a las que había experimentado minutos antes, pero esta vez dentro de su culito apretado.

Los tres terminamos agotados; y mientras tomábamos un respiro, experimenté el inmenso placer de ver a Luna participar con Valente y Tania. Son memorias fotográficas que espero nunca olvidar.

Ellos tres tampoco tardaron en concluir la segunda faena, así que después de ello regresamos cada quien a los brazos de nuestras respectivas parejas.

Para ese entonces ya incluso ni hablábamos. Pero hay silencios cómodos: silencios de éxtasis. Ese silencio era uno de ellos. Después de unos segundos en los que nadie mencionó ni una palabra, Lalo dijo:

-Aún estoy en la nube.

Creo que me robó las palabras, pues eso mismo pensé. Quizás incluso también le robó las palabras a Valente.

Ya era tarde. Habían pasado ya 5 horas y media desde que ellos entraron a nuestra habitación. Las dos parejas sabían que al otro día yo tenía que trabajar, así que con mucha consideración comenzaron a vestirse.

Nos despedimos con abrazos, besos y gratitud. Luna y yo esperamos volver a verlos; y no solo eso, sino cultivar una amistad con todos ellos.

El día que escriba algo breve, será porque el encuentro no ha valido la pena como para contarlo a detalle. Así que disculpen si me extendí en este relato, pero acortarlo hubiera representado una falta de respeto a todo lo maravilloso que ocurrió esa noche.